
La
FTC parte de la idea de que el ser humano está constantemente en
interacción con su entorno, es decir, con el resto de seres humanos,
animales, plantas, . . . Y no sólo está en continuo contacto con
él, sino que forma parte de ese entorno: forma parte en definitiva
de la Naturaleza. En ésta, los cambios son constantes, por lo tanto
también lo son en nososotr@s
mism@s
y
en lo que nos rodea, y en el momento en que no podemos o sabemos
adaptarnos a esos cambios es cuando surge el desequilibrio, la no
adaptación al entorno. Así por ejemplo, ante una misma situación
en la vida, ya sea un cambio climático brusco (como un “golpe”
de frío), un virus, una determinada alimentación, un desgaste
físico importante, una situación de estrés, una caída o bien
incluso un disgusto importante como la pérdida de alguien, cada un@
de
nososotr@s
puede reaccionar de formas bien distintas. Hay personas a las que no
les llegarán a afectar algunas de estas situaciones como los cambios
de tiempo, en cambio a otras sí, y de entre éstas, a cada una le
puede afectar de un modo diferente.
Por
todo ello la FTC considera que es de vital importancia la capacidad
de adaptación
que tiene cada individuo a esos cambios. Y esto está relacionado no
sólo con el cuidar nuestros hábitos alimenticios (alimentos
naturales, horarios, etc. ), ejercicio, calidad del sueño, gestión
del estrés, de nuestras emociones, . . . , sino también con ser
personas flexibles, con capacidad de aceptar (sin que esto equivalga
a “resignarnos”) las nuevas situaciones que se nos van
presentando en la vida. Hoy en día nuestra sociedad ya no tiene unas
estructuras tan “fijas” como hace unos años: la mayoría de
empleos son temporales, la reubicación geográfica de los mismos,
separaciones de pareja, segundos matrimonios, hij@s
de las parejas, etc., fenómenos climatológicos, . . .
Muchas
personas padecen estos cambios de forma muy angustiosa, sobre todo
las que quieren tener un control de sus vidas totalmente rígido e
inflexible. Es mejor aceptar y fluir. Esto no implica que no debamos
“dirigir” nuestras vidas. Exacto, “dirigir”, no “controlar”
con rigidez. Dirigir, con flexibilidad.
Tanto
la Acupuntura como otras Técnicas Tradicionales Chinas pueden
acompañar al individuo en la adaptación a estos cambios sean del
tipo que sean y que siempre se van a dar ya que, citando a Heráclito,
lo único constante es el cambio.